Por Juan Azcarraga
¿Alguna vez ha intentado usted arreglar una silla coja? Es una labor fascinante porque, por más que le meta cartón doblado, la desgraciada silla siempre encuentra la forma de volverse a tambalear. Algo similar le está pasando a Donald Trump con su gobierno: apenas se sienta cómodo en el Despacho Oval, y ya está Elon Musk serruchándole la pata con su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
Sí, damas y caballeros, DOGE. No contento con mandar cohetes al espacio, hacer autos que se manejan solos (a veces contra postes) y comprar Twitter para convertirlo en su patio de recreo, Musk ahora se ha puesto a recortar gastos del gobierno como si se tratara de un chavo ahorrando para su primer carro usado.
El problema es que los recortes del DOGE han encendido la alarma en el Congreso. Mientras Trump sueña con un país sin “gasto innecesario”, varios senadores republicanos se están mordiendo las uñas porque el hacha de Musk ya cayó sobre recursos clave. Algunos han pasado de la adoración trumpista a una crisis existencial. Un senador de Kansas, por ejemplo, entró en pánico cuando se enteró de que la cancelación de USAID podría afectar la compra de granos a los agricultores de su estado. Y sin granos, ¿qué será de la noble industria de las palomitas para ver el Super Bowl?
Ahora bien, el Congreso tiene hasta el 14 de marzo para evitar un cierre de gobierno, pero con Musk moviendo los hilos como un emprendedor hiperactivo con café intravenoso, la cosa se complica. ¿Se convertirá en el talón de Aquiles de Trump? ¿O será más bien un dedo en el ojo?
En noticias que no sorprenden a nadie, Trump decidió que la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero FCPA obvio por sus siglas en inglés La Foreign Corrupt Practices Act es un obstáculo innecesario para los negocios. Porque, claro, ¿qué mejor manera de hacer grande a América de nuevo que permitiendo a sus empresas sobornar libremente a funcionarios en otros países?
Esto llega en el mismo momento en que México se despeña en el ranking de corrupción de Transparencia Internacional, ocupando ya el puesto 140 de 180 países. Básicamente, estamos en el VIP de los corruptos, codeándonos con naciones donde hasta para pedir un acta de nacimiento hay que dar un “regalito”.
La movida de Trump, además de hacer felices a todos los abogados de empresas con problemas de compliance, nos pone en una situación delicada. ¿Qué pasará cuando las corporaciones gringas empiecen a repartir sobres manila con una generosidad que haría llorar a Santa Claus? Lo dijo Warren Buffett: “Cuando se vaya la ola, veremos quién no traía traje de baño”. En México, parece que ya estamos en traje de Adán.
En México, el partido que nos gobierna, MORENA, ha decidido que la política es como un Airbnb: mientras haya espacio, métanle más gente. Su nuevo plan de afiliación quiere unir a toda la fauna política en una misma casa. El problema es que ya empezaron los codazos, las peleas por el cuarto con ventana y las impugnaciones de los que sienten que los nuevos inquilinos llegaron a desordenar el changarro.
MORENA quiere ser un partido incluyente, pero ya sabemos lo que pasa cuando metes demasiadas especies en un mismo ecosistema: el caos. Unos quieren rezar, otros quieren rezar menos, algunos quieren cobrar más impuestos, otros menos, y al final todos terminan empujándose en la fila del buffet. El partido, que alguna vez prometió transformación, ahora parece un arca de Noé en la que ya no hay cupo ni para las ratas de barco.
Mientras todo esto ocurre, el Club América se convirtió en la joya de la corona de Ollamani y en la unidad de negocio más rentable. Con un crecimiento del 223% en el valor de sus acciones desde que salió a bolsa hace casi un año y un patrocinio con Adidas que lo pone en el top 12 de los equipos mejor patrocinados del mundo, el América sigue haciendo lo que mejor sabe hacer: ganar, facturar y provocar urticaria en los aficionados del Cruz Azul.
Los antiamericanistas ya pueden empezar a llorar porque, al ritmo que va, el América pronto podría comprar la Liga MX y coronarse campeón sin necesidad de jugar y conste que le voy al Ame, que siempre ganamos a la buena a pesar del arbitro, solo que me gusta molestar un poco diciendo estas cosas que obvio no van a pasar aunque en sus sueños guajiros se lo quieran creer algunos.
Para cerrar con broche de oro, Ismael “El Mayo” Zambada, capo fundador del Cártel de Sinaloa y maestro en el arte de la discreción, ahora pide su repatriación a México con el argumento de que Estados Unidos “carece de legitimidad” para juzgarlo y, mucho menos, imponerle la pena de muerte.
Aquí es donde uno se pregunta: ¿qué sigue? ¿Una petición de Change.org para que le den un premio a la trayectoria?
La presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho que revisará la solicitud, aunque el tema es tan delicado que parece que, haga lo que haga, alguien se va a enojar. Pero lo importante aquí no es la solicitud: lo importante es el mensaje entre líneas.
El Mayo no había pisado la cárcel en cinco décadas y ahora teme que su destino sea sellado por una inyección letal en Estados Unidos. En su carta, advierte que su caso podría sentar un precedente peligroso y que, si México no lo defiende, cualquier ciudadano podría ser extraditado sin garantías.
Pero esto hay que leerlo como lo que realmente es: “Voy a soltar la sopa”.
¿Y qué creen? Que justo en este momento, como si el destino tuviera un sentido del humor retorcido, aparece Andrés “Andy” López Beltrán, hijo del expresidente AMLO, abrazando muy cariñosamente al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.
El gobernador Rocha Moya, informó que este fin de semana recibió su credencial de afiliación a Morena por parte de “Andy”
¿Casualidad? Tal vez.
¿Un momento pésimo para un apapacho en público? Definitivamente.
La imagen es un balde de gasolina sobre una fogata ya encendida. En un contexto en el que Estados Unidos acaba de designar seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas y con Trump prometió que si regresaba al poder iba a “invadir” México para acabar con el narco, la foto de Andy es una locura política. ¿Por qué justo ahora? ¿Por qué en Sinaloa? ¿Por qué con Rocha?
El Mayo no es ningún tonto. Si su carta es el primer aviso, lo que viene podría ser una bomba atómica para la política mexicana, ¡ahora si! Vamos a ver la película que todos estábamos esperando. Porque, más allá del discurso de “soberanía nacional”, el verdadero problema es lo que él puede contar.
¿Qué políticos han estado involucrados con el Cártel de Sinaloa? ¿Cuántos gobernadores, senadores o incluso expresidentes tienen las manos manchadas? ¿Qué tan arriba llega la telaraña de complicidades?
Si Zambada empieza a hablar, podríamos estar ante el caso más grande de corrupción y narcotráfico en la historia de México. Y, de paso, ante una crisis diplomática con Estados Unidos que haría ver al caso Cienfuegos como un juego de niños.
Así está el panorama: Trump desregulando hasta la moral, Musk cortando presupuesto como si fuera una app en beta, MORENA acomodando políticos como si fueran piezas de Tetris, el América ganando más dinero que nunca, y un capo del narco amenazando con cantar mejor que Vicente Fernández.